A ver, el plan no tiene por qué variar demasiado, la diferencia es que ahora hay alguien, el resto puede seguir igual menos por lo de estar atentos a lo que ocurre al lado ^^
IN:
No, joder, no puede ser, esto empieza ya a parecerse a un maldito cuento, sólo que en este cuento termino con una golondrina muerta en mis manos y yo atravesado por la espalda. ¿Significará que élla morirá en mis brazos y yo con élla? No, eso no va a ocurrir, ya lo creo que no, y en este caso juego con cartas marcadas. El destino no quiere que muera... ¡Deja de mirar esas tetas y céntrate!
-Ahm... Soy Akodo Tesshu. Igual me conocéis, soy el que le "lleva el bolso" a Doji Yume-hime, hija de un Grulla importante. Y si, aunque no podáis verme soy un León.-Terminó con leve ironía.
Tesshu cogió la bandeja flotante que dejó el criado, llenó la única copa que había y se la ofreció a élla, mientras él se quedó con la botella.
-¿Sake? Odio beber solo.
OUT:
Si te parece excesivo la licencia del sake, dímelo, eh?
PD: edito el gazapo ^^'
Última edición por Akodo Tesshu el Lun Feb 14, 2011 2:47 am, editado 1 vez en total.
Sabéis como montar una buena fiesta, lo admito. Pero en el campo de batalla, la fiesta la montamos nosotros, mi plumífero amigo...
-Ciertamente lo soy. Pocas veces he conocido alguien tan sabio como dispuesto a compartir esa sabiduría con los demás. Cuando acabe de entender todo lo que escuché de ella, estaré sin duda iluminado -respondo sonriente.
Por un momento tengo la tentación de preguntarle por la ¿in?feliz pareja, pero en seguida concluyo que un samurai no debe mostrar tanta curiosidad por intimidades ajenas ni mucho menos esperar chismes de otros samurais.
Además, en realidad recuerdo que me da igual. Raro es que personajes de ese estatus se casen por otra cosa que no sean acuerdos políticos, así que es normal que incluso tras el matrimonio mantengan ciertas distancias de todo tipo.
-Estáis muy al tanto del estado de las cosas en la ciudad. El monasterio, supongo; ojalá pudiera viajar tanto como los sabios hermanos monje, pero los magistrados rara vez tenemos la oportunidad de librarnos de las ataduras burocrátcas -aún así, no digo que no me guste lo que hago, claro, al contrario.
-¿Conocéis a Kakita Isao-san? -pregunto mostrando cierta curiosidad -Hace bastante tiempo que no le veo, la verdad. ¿Qué tal le van las cosas en una ciudad escorpión? -pregunto inocentemente, dado el paralelismo entre su caso y el mío, que he pasado casi todo mi tiempo en Ryoko Owari.
-La civilización no elimina la barbarie; sólo la perfecciona-
Por muy lejano que sea un pariente -dijo la joven- su renombre ilumina al de toda su familia y si se trata de un genio de seguro que sus dones han llegado hasta vos.
Me duele mucho decirlo -añadió compungida-, pero no he tenido oportunidad de leer vuestra obra. Ruego disculpeis mi lastimosa ignorancia, pero alguien como yo, de tan humilde condición, no dispone de tiempo para dedicarlo a actividades tan elevadas y placenteras.
Aunque muy bien hubiera podido parecer una burla, la chica parecía completamente sincera en su halago o, cuanto menos dispuesto a mostrarse lo más cortés posible.
Tal vez mi señor si que haya leído vuestra obra. ¿Sobre qué trata? El título es muy sugerente.
Hida Genbu OUT: Paso al naranja para los Seppun que ese amarillo daña la vista.
Los Seppun hicieron una leve inclinación como aceptación de tus disculpas. No dijeron nada en ese sentido, pero no te pareció que su silencio fue un signo de que estuvieran ofendidos por tus preguntas y consideraran tus disculpas un gesto vacío. Tal vez pensaran que para un Cangrejo ciertas formalidades sobraban y resultaban más apreciados los gestos breves pero sinceros.
¿La verdad? -inquirió el Seppun que te estaba hablando-. Los Escorpión son arañas que han tejido su tela en torno a Mikan Mura como hacen en todas partes y ya es muy difícil distinguir alguna certeza entre todas sus mentiras.
No podemos deciros nada cierto, pero siempre hemos temido que la muerte del último gobernador Seppun nada tuviera de romántico como sucede en la versión oficial que sin duda habréis oído. Un asesinato es muy fácil de simular con un falso sepukku.
Muchos creemos que a través de la esposa Bayushi que tenía el gobernador, los Escorpión supieron algo que les hizo desear hacerse con la ciudad, puesto que nuestra familia nunca ha estado enemistada con su Clan, por lo que no creemos que hubiera ningún tipo de venganza que propiciara sus acciones. Sea como sea, eliminaron al gobernador aprovechando que no tenía descendencia y, finalmente, se hicieron con el control de la ciudad aprovechando la ineptitud de la Grulla y del León. La muerte de la esposa es un asunto más turbio, pues se trató aparentemente de un accidente muy sospechoso y extraña, pero, ¿por qué habrían de acabar los Escorpión con su mayor influencia dentro de la ciudad?
Como os he dicho, no sabemos cual es la verdad respecto a todo esto, pero confiamos en las Fortunas para que algún día hagan pagar a los Escorpión su malicia. Os lo agradecemos pero no sería conveniente que os mezclarais en todo este asunto, pues vos venís como representante directo de Otomo Yaju-sama y debéis disfrutar de todo lo que los gobernadores os ofrezcan, cualquier petición adicional por nuestra parte sería una terrible falta.
Akodo Tesshu
En otras circunstancias aceptaría vuestra invitación -dijo Tsubaki con una sonrisa-, pero me temo que he declinarla, puesto que debo actuar esta noche y nunca bebo antes de una actuación. La mente ha de estar despierta para sumergirse plenamente en la danza.
Sí, es que soy bailarina. ¿Os parece extraño conocer a una bailarina ciega? -te preguntó anticipándose a tu reacción, pues probablemente ya le había sucedido antes-. Puede ser extraño, sí, pero no más que un Akodo esté haciendo de yojimbo de una muchacha Doji -terminó diciendo con un toque de malicia encantadora.
Mirumoto Kenshin
Conozco a Isao-san de vista -te respondió el monje-. Un muchacho muy serio, ciertamente, demasiado. Hay una ausencia en su vida, lo vi claramente en sus ojos, tan fríos como la helada.
Yo soy amigo desde hace muchos años del actual abad del Monasterio, el venerable Renjô, anterior gobernador de la ciudad y padre del actual. Es una tradicion de la ciudad, ignoro si lo sabiais. No nos vemos con la regularidad que ambos desearíamos, pero hemos podido mantener alguna que otra larga conversación. Creo que admiraba profundamente la profesionalidad de Isao-san. Mikan Mura no es una ciudad conflictiva, salvo por su distrito noroeste, pero desde luego ni de lejos puede compararse con Ryoko Owari, aún así Isao-san al parecer desempañaba sus funciones con un enorme celo, digno de los valores de su familia, los Kakita.
Sin duda podreis reencontraros con él en cuanto lleguemos a la ciudad. Me alegra que no sea yo el único que va a poder estar en compañía de un viejo amigo.
"Estooo.... No tienes por qué disculparte, de veras, aunque fueras samurai tampoco creo que lo hubieras leido..... No es que sea nada importante ni famoso...."
Me disculpé mientras sonreía algo incómoda, pero no por ella sino por mi estupidez al pensar de algún modo o mejor dicho, al no adelantarme a la obviedad de por qué habría leido algo como mi obra...
Aunque otra cosa era.... ¿Por qué me disculpaba yo? Tsk.... me temo que este caracter mio aprensivo no va a cambiar nunca....
Pero la pregunta posterior sobre de qué iba de pronto inspiró a mi espíritu, y es que tenía un gran defecto que asumir desde que había comenzado a escribir mi obra y es que.... aunque el resto no la considerara buena para mi era algo muy importante y tal como que podía pasarme horas pensando en ella y en argumentos también podía hacerlo hablando de esta.
Así pues con un tono muy animado de pronto dije:
"¡Ah! Pues trata de las aventuras e investigaciones de un Magistrado Mirumoto llamado Ginzou que posee un ojo azul y otro negro y la habilidad a través del oscuro de ver lo sobrenatural!
Puede verlo e interactuar con este pero no es un bonzo, ni un exorcista ni un shugenja por lo que no puede eliminar fantasmas ni nada de eso, pero lo sobrenatural le sirve para aclarar los casos que siempre investiga en donde lo natural y lo sobrenatural muchas veces son humo y fuente del fuego...
Y también hay un personaje principal femenino! Por supuesto! Su nombre es "Haruka" y posee amnesia, apareció vistiendo ropajes Fénix pero hasta ahora ni tan siquiera eso es certero en ella más allá de que es samurai. Ella le acompaña y es la que está haciendo que un personaje tan frío y apartado del mundo real como Ginsou-sama cada vez esté más involucrado y piense que empieza a merecer la pena vivir ji"
La fama Escorpión funcionaba, de eso no tenía duda. Y eso que Genbu solo podía decir que les conocía de ser escasas veces mensajero en sus tierras. Suficiente, junto con su fama, de no querer conocerles más.
Por otro lado el Seppun apuntó algo muy importante: ahora eres hatamoto de Otomo Yaju, no el representante Cangrejo. ¿O era ambos? ¿Habría manera alguna de limitar el impacto social de Genbu tan solo a su clan? ¿Se aprovecharían los Escorpión de que aquel que tenía que darles el plan para derribar su propia ciudad era ahora un hatamoto Otomo y no un Cangrejo? Pero, pensó, llevar a cabo el cometido de Otomo Yaju probablemente requiriera conocer todos estos detalles que los Seppun ahora le proporcionaban. Un cosquilleo en su cabeza que él llama intuición le decía que todo estaba relacionado. Pero no podía hacerles participes a ello de esto:
- Yo no confío en las Fortunas, Seppun-san, no al menos para resolver los crimenes hechos por hombres. Las Fortunas no están combatiendo por mis hombres más allá de Kaiu Kabe y no estuvieron para castigar a los Bayushi en su momento de iniquidad en Mikan Mura. Pero puedo allanarlas el camino para el día que ellas decidan actuar: cualquier petición adicional que deséis hacerme la resolveré si está en mis manos como general del Cangrejo, no como hatamoto de Otomo Yaju-sama. Nunca me atrevería a manchar el nombre de mi señor pero no habrá problema en empañar el mío si el honor lo dicta correcto.
Ahora la bola estaba en su tejado. Podían dejar todo como estaba ahora mismo, romper la situación y dirigirse a los baños. O los Seppun podrían hacer algo con su orgullo. Genbu, en apenas un parrafo, había explicado su ética personal. Decidieran lo que decidieran los Seppun en un día ya no estaría con ellos. La bola estaba en su tejado.
El azul celeste de Tsubaki es muy grulla, pero al menos en mi monitor tb daña la vista XDD
ON
-Siempre fue así en realidad -digo sobre el grulla Isao -Un samurai muy frío; nuestro instructor siempre consideró que eso le sería ventajoso en el futuro desempeño de sus funciones.
Yo no estoy muy de acuerdo en eso. En mi opinión, la empatía del investigador, del juez, tanto con la víctima como con el criminal son decisivas para conseguir esclarecer los casos e impartir una auténtica justicia que sea digna de ese nombre. Pero esa es sólo la opinión de un dragón, claro -digo con una media sonrisa, dando por hecho que estará acostumbrado a que muchos fuera de nuestro clan nos traten con molesta condescendencia cuando su ignorancia les impide entendernos. -En cualquier caso, mientras se maneje con celo y profesionalidad estará bien tanto para Kakita Isao-san como para cualquier otro samurai empeñado en un servicio al Emperador -aunque eso precisamente es de lo que se trata aquí, de asegurarse. Eso es un asunto esmeralda, claro, no incumbe al Togashi por cortesía profesional hacia Isao.
-¿Los gobernadores ingresan en el monasterio como abades? Desconocía por completo esa costumbre -una que implica mucha sabiduría o muy poca vergüenza. No estoy seguro, pero si un Togashi considera que es venerable el tal Renjo, pues será.
-Os seré honesto, hermano Togashi; no soy un hombre demasiado cercano al misticismo, y la primera vez que escuché la historia de Mikan Mura me pareció una simple patochada de historiadores con más imaginación que decoro.
La parte en la que los Bayushi se hacían con la ciudad, ésa si me sonó más a algo conocido. En cualquier caso, resulta obvio que en la ciudad se vive su tradición con fervor, como el retiro de sus gobernadores demuestra.
No estaba seguro de a donde quería llegar, o incluso si pretendía hacerlo a alguna parte. Da lo mismo, quizás tenga algo que decirme a ese respecto o quizás no. Pero el día que un Mirumoto no pudiera ser sincero con un Togashi significaría que el apocalipsis había comenzado. -Por cierto, ya que sois el representante oficial de nuestro señor quizás tengáis a bien indicarme alguna consideración política a tener en la corte de Mikan Mura. Se bien que este tipo de eventos a menudo son escenarios decorativos para acuerdos y desacuerdos estratégicos, y la verdad es que tengo que reconocer que estoy bastante al margen de las líneas maestras de la política de nuestro clan este último año... Pero mi estatus y mi trabajo me han dotado de ciertas habilidades diplomáticas que están a la entera disposición del Dragón, por descontado -añado con un profundo gesto de lealtad, no hacia él en persona, sino hacia el clan que aún represento pese a mi cargo imperial.
-La civilización no elimina la barbarie; sólo la perfecciona-
-Vaya, una pena...-dejó pasa unos segundos- Desperdiciar un buen sake debería estar penado, pero que se le va a hacer, tenéis trabajo esta noche y vuestro arte es lo primero. Será un placer veros actuar, eso seguro. -dió un sorbo a su taza y continuó- Y no, no me parece extraño... A alguien tendréis que llamar si queréis que os protejan. ¿No creéis?
En otro momento intentaría jugar un poco al gato y al ratón, y de paso sacar algo de provecho de este viaje, pero no podía quitarme de la cabeza, a parte de su generoso cuerpo, su nombre y su posible significado en mi sueño.
OUT:
Edité el pequeño gazapo en el post anterior, lo de Doji por Kakita.
Sabéis como montar una buena fiesta, lo admito. Pero en el campo de batalla, la fiesta la montamos nosotros, mi plumífero amigo...
Por lo que me contais deben ser unas historias fascinantes -dijo la joven llena de admiración. Y no parecía estar simplemente halagándote, mucho había de sincero en su expresión y en sus palabras-. Un personaje así, tan vinculado a lo sobrenatural pero sin cargar con la rigidez y solemnidad de un sacerdote o de un shugenja, resulta sin duda muy atractivo, además el tener un ojo de cada color lo hace aún más interesante.
Sí, sí -continuó tras reflexionar por unos segundos-, un personaje femenino como el que describís puede crear un contrapunto perfecto, pues está lleno de intriga y de posibilidades. No dudeis que le hablaré a mi señor de vuestra obra y trataré de convencerla para que la lea si no lo ha hecho ya. Además, así podré leerla yo también. Le va a parecer una coincidencia muy curiosa.
Antes de que pudieras preguntar nada acerca de esas últimas palabras, la joven se acercó ligeramente a ti.
Pero, decidme, ¿y el romance? -preguntó intrigada-, porque creo que los dos personajes se enamorarán uno de otro, ¿no es así? Aunque probablemente sea un amor trágico... en esas circunstancias siempre lo es...
Hida Genbu
Las Fortunas ejercen su justicia allí donde no llega la de los mortales -afirmó con rotundidad aunque en tono pausado el Seppun-. Muchos se sacrifican noblemente por el Imperio y muchos son también los que cometen actos nefandos sin ser castigados, pero más allá de este Reino cada uno encuentra su lugar adecuado, ya sean los brillantes campos de Yomi o el sufrimiento perpétuo de alguno de los Reinos infernales.
No podías esperar que un Seppun apoyara tus palabras, aunque en ningún momento notaste acritud en el tono del miharu y, en cambio, pudiste percibir cierta resignación, como si a él tampoco le pareciera suficiente el castigo póstumo.
Nunca osaríamos pediros ningún favor al respecto -dijo muy respetuosamente el miharu-. Vos estais aquí como invitado por parte del Cangrejo y como hatamoto del noble Yaju-sama. Vais a estar demasiado ocupado como para tener que preocuparos por una rencilla entre familias ajenas. Además, tampoco deberían pagar inocentes por la culpabilidad de otros; sin embargo, no creo que pueda haber duda de que como samurai que sois haréis caer todas las consecuencias de la ley sobre cualquiera al que descubráis cometiendo un delito, incluso anticipándoos a la llegada de un magistrado si ésta no pudiera producirse con la adecuada prontitud.
El Seppun no había variado ni su expresión ni su tono, pero habías comprendido perfectamente que había una clara indirecta en aquellas últimas palabras. ¿Una petición velada tal vez?
El otro Seppun, el que no había hablado, te impidió continuar con aquella línea de pensamiento al decirte:
Disculpadnos, sama, pero si no deseais nada más, probablemente sería adecuado que fuéramos a echar un vistado a este pabellón para comprobar sus medidas de seguridad, igual que nuestros hermanos estarán haciéndolo con el edificio principal. Por supuesto, si no tenéis órdenes distintas que impartirnos.
Una clara manera de decirte que no deseaban que continuaras con aquel tema de conversación.
Mirumoto Kenshin
Haruyama te miró durante unos segundos antes de contestar. En sus labios se dibujaba una media sonrisa, como si estuviera calibrándote de alguna manera y el resultado de sus observaciones le complaciera. O simplemente es que se acababa de acordar de algún chiste.
La historia de la ciudad es verídica -dijo-. Yo mismo he podido estar junto al roble de las mandarinas y os puedo decir que aunque no seais afín a este tipo de cuestiones sentiréis el aura de veneración que envuelve al árbol. No en vano llegan peregrinos durante todo el año hasta el monasterio para rezar ante el roble no sólo por ellos mismos sino por la seguridad y el bienestar de la familia imperial, objetivo principal de la fundación del Monasterio de la Sublime Obediencia.
La tradición de que el gobernador pase a ser el abad del templo se inició con la llegada de los Escorpión, anteriormente el abad era elegido por el Maestro de los Diezmil Templos. Un privilegio más que ganaron los Escorpión cuando obtuvieron Mikan Mura. Nunca se ha presentado queja oficial al respecto, que yo sepa.
No es una tradición tan extraña, por otra parte. Muchos templos mayores suelen reservar sus altos cargos para los samurai que se retiran en ellos, a modo de agradecimiento por los donativos y prebendas que éstos les ofrecieron durante su vida activa. Este caso es quizás más notable porque no se dan estas situaciones... "mercantilistas", por llamarlas de alguna manera. Independientemente de como fuera cuando pertenecía al Escorpión, Renjô es un hombre íntegro y poseedor de esa sabiduría sencilla aunque profunda que otorga la experiencia. Ha ganado en serenidad y percepción desde que ocupa el cargo. Os lo presentaré en privado si lo deseais cuando estemos en la ciudad.
No puedo contaros gran cosa sobre la situación política de Mikan Mura y sobre las posibles intrigas que tengan lugar estos días, pues no sólo hace mucho que no visito la ciudad sino que desconozco la lista completa de invitados al evento. Aunque sí puedo informaros de que conoceremos al nuevo consul León. Estad atento a la reacción de su homónimo Grulla, puede ser interesante, pero me temo que cuando se entable la partida entre ambos, nosotros ya habremos abandonado Mikan Mura.
Akodo Tesshu
¿Vendríais a ayudarme si durante la danza tropezase y cayese? -preguntó Tsubaki con una deliciosa sonrisa que nada tenía de inocente-. Vuestra solicitud me resulta encantadora, pero temo que será inútil, pues, ¿quién querría dañar a una danzarina ciega carente de toda importancia? A partir de mañana, Mikan Mura tendrá como invitados a numerosos personajes importantes, como vuestra protegida. Ellos serán los necesitados de protección.
Aunque -su tono se hizo más bajo y vibrante- siempre he pensado que la intención es lo que cuenta. Estoy segura de que podré encontrar la manera de agradeceros vuestra cortesía.
Otomo Karasu
Al fin el viaje hacia Mikan Mura estaba a punto de concluir. Aunque largo, el trayecto no se te había hecho pesado en modo alguno, pues habías viajado con todas las comodidades posibles. Lo único que podías realmente criticar era la poca locuacidad de tus compañeros de viaje.
Hirokazu no se había mostrado en ningún momento hostil hacia ti, pero tampoco había propiciado la conversación o cualquier indicio de acercamiento entre ambos. Cuando le hablabas te contestaba con cordialidad pero sin extenderse demasiado, como si no quisiera ofrecerte nuevos temas de conversación para que pudierais continuar con la charla. Tampoco habías podido entablar demasiada conversación con Seppun Sojuro, el yojimbo de Hirokazu, un hombre enorme que más parecía un Cangrejo que un miharu.
Los tres habíais viajado a caballo, pero nunca habiais cabalgado tanto rato como para sentiros fatigados. Hirokazu paraba cada vez que lo deseaba, ya fuera para descansar o tomar un refrigerio como para admirar un paisaje sobre el que acto seguido componía un poema. Os habíais detenido en las mejores posadas y no habiais reparado en gastos en ellas.
Un viaje agradable aunque silencioso.
Y ahora estabais en el cruce de caminos del que partía la única vía de acceso a Mikan Mura. Hirokazu ya te había hablado del Ki-Rin Rojo y había manifestado que parariais en aquella posada de la que le habían contado maravillas. Las grandes nubes de tormenta que se estaban cerrando en torno al cielo cada vez más negro parecian darle la razón.
Lo que Hirokazu no esperaba es que a la entrada de la posada os estuviera esperando un hombrecillo de kimono marrón acompañado por dos fornidos samurais Escorpión. El hombrecillo que lucía en su kimono el mon de un escorpión enroscándose en torno a una mandarina se acercó rápidamente a vosotros.
Bienvenidos nobles Otomo Hirokazu-sama y Otomo Karasu-sama -dijo tras hacer una profunda reverencia enormemente exagerada y falta de todo garbo-. Mucho me complace trasmitirles los efusivos saludos de Sus Excelencias Bayushi Shigeru-sama y su esposa Bayushi Nyoko-sama.
Dado que varios de los invitados a los fesjetos en la ciudad habrían de llegar durante la tarde de hoy, Nyoko-sama ha dispuesto que les sean asignadas las mejores habitaciones de este establecimiento, con el fin de que puedan pernoctar aquí y partir mañana hacia la ciudad, donde se les deparará el recibimiento adecuado a su categoría, que siempre será más espléndido bajo la luz de Amaterasu que en la penumbra propiciada por el Señor Luna. Asimismo, estas nubes presagian una noche agitada, sería terrible que les pillara la lluvia en el camino.
Si desean pasar la noche aquí, se les servirá una exquisita cena a la que le seguirá un concierto para todos los invitados a modo de preludio de las amenidades que han sido preparadas para los días próximos.
Yo, Kimihiro, el insignificante Primer Chambelán de Su Excelencia, queo a la espera de su decisión.
El discurso del pequeño sicofante no había podido ser más ampuloso. Hirokazu se giró hacia ti, como esperando que dijeras algo. Por como había trascurrido el viaje estabas seguro de que querría pasar la noche en la célebre posada, pero su cortesía le obligaba a permitirte decidir otro rumbo.
"Hai, hai, no soy shugenja y no quería ofender a nadie con mis imprecisiones por desconocimiento de la magia, así que decidí hacer a un personaje con el que todos pudieran identificarse, alguien que simplemente nació así, fue él pero quien sabe, podrías ser tu mismo, eso no depende de ti ni de tu habilidad sino de los designio de los Kamis..."
Expliqué con detenimiento dándole mucha importancia al hecho de no querer en absoluto ofender a los shugenjas y a los kamos con mi obra.
"Además, creo que es más interesante, y para mi más complicado también, hacer una historia donde el protagonista no pueda más que verlos, no puede exorcitarlo, pero si hablar con ellos y comprenderlos, no es un salvador, es simplemente un hombre que hace lo que esta en su mano para recorrer el camino que cree correcto de acuerdo con su habilidad."
Realmente estaba muy orgullosa de lo valiente que era mi Ginzou, aunque fuera una estupidez pensar eso.... después de todo era un personaje ficticio....
Pero muchas veces yo volcaba en él todo el valor que me gustaría poseer... Quizás fuera por eso...
"¿Romance? me ruboricé como si la pregunta fuera personalpues si..... lo hay..... proseguí sonrojada aunque por ahora es más evidente que ella siente algo por él que él por ella, aunque al final siempre Ginzou-san se comporta con Haruka de una manera especial! dije con el tono de voz más alto, casi como si pudiera ver yo en eso algo real Es que es un hombre cerrado, misterioso y en cierta parte tímido de sus sentimientos.... es normal que no sepa abrirse normalmente vale, ahora hablo como si le conociera en persona Me refiero! a que..... bueno.... Ginzou es un personaje muy masculino.... no sería normal que actuara como un Grulla poeta.... su forma de mostrar amor es más.... ¿Cómo decirlo?? más.... "antigua".... No sé como explicarme....
Por ejemplo, la primera vez que Haruka y Ginzou se encontraron ella digamos que casi le obligo a ayudarla con un asunto, en el que ella estuvo a punto de perder la vida. Entonces cuando se iban a separar, ella le dio las gracias por su ayuda y le dijo que ya no le molestaría más... pero antes que ella se fuera Ginzou-san le cogió de la mano, estando él casi despalda a ella y le dijo:
"¿A quién quieres engañar? Eres un peligro para tu propia salud... Obviamente no puedes marcharte sola, y menos sin saber nada de lo que te ha pasado."
Y luego se marchó sin decir nada más.... ¡¡es taaaaaaaaaaan guayyyyyy!!!! casi me atraganto yo misma de la emoción mientras me brillaban los ojos y me tapaba la boca con mis dos manos de la emoción de mostrar una sonrisa bobalicona Así que.... digamos que aún me queda mucho que sacar de ahí..... pero si te digo la verdad me gustaría poderle dar un final feliz a mis protagonistas, quizás sea algo ñoño por mi parte, pero no puedo evitarlo, después de todo son como mis hijos... ¡¡¿Y qué madre no quiere lo mejor para ellos??!!"
Genbu asintió. Las palabras del segundo Seppun ni le sorprendieron ni le molestaron. Ni el Cangrejo necesitaba añadir más a los deseos Seppun ni veía descortés ni extraña su actuación: cortar este tema. Aún así de alguna manera se debían haber visto apelados o influidos por la presencia del Hida: no habían negado de plano su posible apoyo en caso de tener la oportunidad de ayudar. Era justo lo que el Cangrejo esperaba: una petición no implicita, sus firmes deseos de cumplir su trabajo. Y su deber.
- Tenéis razón Seppun-san, confirmad la seguridad del perimetro. Y si os sobra tiempo, de los alrededores. Este lugar tiene que tener múltiples caminos ocultos en el bosque y sus montañas. No tanto por suspicacia Escorpión - ¿había querido decir eso? - sino como por la necesidad de los invitados de poder moverse con discrección y al abrigo de la noche. Esta posada es demasiado lujosa y sus termas y baños demasiado ambiciosos como para ser un simple lugar de descanso. Ha de permitir a sus invitados reunirse con quien haga falta sin ser molestados y a sus anfitriones asegurarse de la comodidad de sus huespedes. Me pregunto cuantos caminos llevarán aquí, esta, la mejor de sus habitaciones...
Genbu lo dijo en un tono tranquilo, perceptivo y sagaz. No le daba importancia y con gestos de su mano le quitaba peso a la posibilidad de ser atacados o emboscados, dudaba que fuera así, no su primera noche. Pero si que tenía curiosidad por saber de veras cual era el verdadero propósito de tan lujoso lugar en medio de la nada. Los más ricos mercaderes y opulentos señores no deberían venir a esta ciudad a menudo excepto recepciones y eventos como este, Mikan Mura solo era conocido por un maldito templo. Y regentado por Escorpiones. Este lugar debía servir a otros propósitos e intereses. ¿Por qué tanto lujo?
- Hoy no habrá problemas. De seguridad. O eso creo. Visitaré los baños en caso de cualquier asunto de interés. Cuando terminéis la ronda podréis pedir el relevo y dirigiros a cenar.
Dicho eso, el Cangrejo se dirigió a los baños, sin preocuparse de sus marcas, cicatrices y heridas de guerra que recorrían la mayor parte de su cuerpo, por todo lugar. Se fue portando tan solo su katana atada y pensando en que sabía de leyes en caso de querer tomarse literalmente las palabras del primer miharu.
EDIT: Edité para indicar que llevaba mi katana. No me fío xD
Última edición por Hida Genbu el Jue Feb 24, 2011 12:51 am, editado 1 vez en total.
-¿Verídica? -respondo con cierta sorpresa; no tanto por que sea una u otra, sino por el hecho de que un Togashi responda a algo de forma tan concisa, cuando lo normal sería un si-pero-no-pero-puede.
Muy convencido debe de estar, o muy interesado en que lo crea yo; aunque no se porqué eso debería importarle demasiado a un Togashi. -Si vos lo decís, entonces lo creo -digo sin más, dando por zanjada la duda más que razonable que me inspira que el Seppun no aprovechara para pedir algo más interesante que una simple mandarina, como un saco de nabos sin fondo o algo así.
-Gracias, os agradeceré que me presentéis una personalidad tan interesante como la que describís. En el fondo me alegro de que no haya cuestiones políticas pendientes de nuestras visitas, eso me permitirá diatraerme un poco.
Tal vez si que puedan ser unas vacaciones, al menos cuando trate con Isao y su yoriki, quizás no en ese orden.
Aunque, rememorando el asunto de Daremo, dudo que vaya a ser algo excesivamente tranquilo; aún tengo que encontrar una conclusión mejor que el hecho de que tuvo algún tipo de contacto con Kakita Isao, o en el caso de confirmarla actuar en consecuencia.
Es curioso pensar en las opciones que tendría en ese supuesto. Probablemente entonces si me vendría bien haber conocido al anterior gobernador, y a ser posible al actual.
Bah, es sólo un ejercicio mental tan útil como contar ovejas. Hasta que no llegue, es absurdo anticipar.
-Parece que no pensáis quedaros demasiado tiempo. Yo tampoco tengo previsto pasar allí demasiado tiempo, sobre todo porque, una vez que los festejos concluyan, el gobernador no verá con muy buenos ojos tener a dos magistrados esmeralda a la vez en su ciudad, ninguno de ellos escorpión además.
Pero quien sabe, quizás incluso siendo una estancia corta aún podamos vivir tiempos interesantes, como dicen los Akodo.
-La civilización no elimina la barbarie; sólo la perfecciona-
Vaya asi que aquella era la famosa posada,sin duda seria interesante y quizas con ello consiguiera un poco ganarme al compañerod e viaje el cual parecia un poco en desagrado por la compañia...
-Si por supuesto solo espero que este establecimiento esta a la altura de nuestras personas ,hemos oido muchas buenas cosas sobre este,espero que no solo fueran rumores o habladurias sino ,nuetsra voz se hara escuchar en la capital.
Tenia que seguir el consejod e su padre y sentirse mas confiado,aunque sus propias palabras le habian parecido algo duras ,tendria que marcar la diferencia y la altivez de su familia,tal como habia remarcado tambien Arashi.
Aquellas cosas le hacian sentirse algo fuera de lugar pero bueno ahora era Otomo y debia hacer ciertas cosas...
-No me lo agradezcaís, aún no he hecho nada para merecer vuestra cortesía. Además, soy gordo, feo y pequeño... en los dos sentidos. Ni un Ikoma haría una historia sobre sobre este héroe tan poco agraciado. Creédme, mancharía vuestra leyenda si os ayudara.-Dijo en tono irónico.
Hmmm... ¿Será eso cierto que los ciegos ven con sus manos? Idiota, élla es la golondrina. No lo olvides.
Este pensamiento puso un poco de mal humor al León, hasta tal punto que no pudo evitar despedir cierta melancolía en su respuesta.
-El peligro de las golondrinas es que a veces, sin saberlo, vuelan cerca de halcones. Y aunque sólo sea una golondrina danzarina y ciega, el peligro os une a aves más peligrosas. Así que, por favor, tened cuidado con quién voláis...
Sabéis como montar una buena fiesta, lo admito. Pero en el campo de batalla, la fiesta la montamos nosotros, mi plumífero amigo...
Os entiendo muy bien, mi señora -dijo Mei con tono afectuoso-. Si yo fuera capaz de crear unos personajes como los que habéis descrito, también querría que terminaran encontrando la felicidad. No penséis que es un deseo... "ñoño", es el deseo que tenemos todos. ¿Acaso no pensais que vuestros lectores no querrán un final feliz? En la vida real hay tan pocos finales así que leer uno puede servir a modo de consuelo. Una esperanza de que es posible...
La viste suspirar, sumida en la melancolía. Por un momento, la joven doncella había dejado de prestarte atención y su mirada se había perdido en las cálidas aguas que os cubrían.
Pero fue solo un momento. Mei volvió a alzar la vista, con la misma sonrisa afable iluminándole el rostro.
Estoy segura -dijo- que sabréis llevar adelante la relación entre los dos personajes de forma que no sólo resulte natural, sino que haga las delicias de vuestros lectores. Imagino que la coraza que el protagonista ha erigido en torno a sus sentimientos irá desapareciendo poco a poco, como un pedazo de hielo que se derrite lentamente bajo la luz del sol, y, finalmente, comprenderá cuanto ama a Haruka. ¿No es así? Será un momento tan mágico...
Oh, pero disculpadme, sama, qué impertinencia... disculpadme, os lo ruego...
Hida Genbu
Los Seppun se inclinarón profundamente acatando tus órdenes y partieron a la vez que tú, aunque tomaron direcciones distintas.
En cuanto saliste de tu habitación, se te acercó un joven criado que con toda humildad y sin alzar la vista en ningún momento se ofreció a acompañarte hasta los baños.
Éstos se encontraban en un complejo ligeramente separado del pabellón que ocupabais. Se llegaba a él por un sendero de gravilla blanca que serpenteaba entre los altos bambúes. Éstos casi resultaban amenazadores, convertidos por la oscuridad creciente en una abigarrada empalizada negra. Las linternas de piedra que flanqueaban el camino arrojaban una luz insuficiente, pero que tornaba el ambiente mucho más cálido con su sola presencia.
El edificio de los baños era una edificación sencilla pero elegante. El vapor que surgía de las aguas cercanas flotaba en el ambiente como una cálida y leve neblina.
Los baños están separados en tres áreas -informó el solícito criado-. Existe una zona exclusiva para las mujeres, otra para los hombres y una sección central destinada a ambos sexos. Antes de entrar en el agua podréis encontrar todo lo necesario para disfrutar de vuestro baño, así como del lugar adecuado para depositar vuestras preciadas pertenencias.
Te tocaba elegir. Y no sólo en cual de las dos secciones de los baños entrar, sino también si debías desprenderte de tu arma.
Mirumoto Kenshin
¿En una ciudad Escorpión? Apuesto a que si -dijo el Togashi con una sonrisa que parecía estar incitándote a apostar contra aquella probabilidad-. Además, el que nuestra anfitriona sea Bayushi Nyoko lo volverá todo mucho más interesante... y divertido. Es una persona muy singular, aunque es posible que se os atragante, como a tantos otros.
Y precisamente ella querrá que todos nos quedemos en la ciudad más allá de la duración de los festejos por el nuevo jardín. Dado su carácter creo que se aburre enormemente en una ciudad como Mikan Mura, tan alejada de todos los lugares importantes del Imperio.
Pero me pregunto si no llegará a arrepentirse de desear que sucedan más cosas en la tranquila y monótona Mikan Mura -terminó diciendo con tono sombrío.
Otomo Karasu
Al escuchar tus palabras, Hirokazu levantó una ceja, mostrando su sorpresa por un breve instante, aunque no sabrías decir si consideraba inapropiadas tus palabras o por el hecho de que hubieras actuado de aquella forma, tan distinta a tu forma habitual de ser y tan adecuada para el nuevo apellido que ostentabas.
Os aseguro que nada os resultará desagradable ni oneroso -se apresuró a decir el hombrecillo-. El gusto de Su Excelencia, Nyoko-sama, es exquisito, nunca permitiría que sus excelsos invitados se vieran rebajados por un establecimiento que no se adecuara a su alta categoría.
Si hacen el honor de seguirme...
Kimihiro se humilló un poco más al tiempo que os señalaba la amplia entrada al recinto de la posada. Cuando entrasteis os encontrasteis en una pequeña plaza circular rodeada por un bello jardín. Dos mujeres de edad madura os esperaban, ataviadas con kimonos sin bordados del color de las glicinas.
Al veros, ambas os hicieron una profunda reverencia, con una gracia que Kimihiro no hubier apodido igualar ni aunque hubiera estado practicando durante mil años.
Bienvenidos al Ki-Rin Rojo, excelencias -dijo una de ellas-. Si mis señores se complacen en seguirnos les conduciremos a sus estancias.
Les ruego se dejen guiar, mis señores -dijo el chambelán con su habitual tono apresurado y asquerosamente servil-. Si no desean nada más de mi humilde persona debo regresar a la ciudad para informar a mi señora de su llegada. Espero poder volver a tener el inmenso placer de saludarse bajo la luz de la divina Amaterasu.
Y se quedó callado (por fin), esperando por si teníais algo que decirle. Hirokazu dio un paso en dirección a las dos empleadas, pero se detuvo por sí deseabas decirle algo al enviado de los gobernadores antes de tomar posesión de vuestras habitaciones.
Akodo Tesshu
¿Sois acaso uno de esos videntes que caminan por las calles de las ciudades prediciendo los más terribles desastres? -preguntó la joven divertida-. Lo parecéis, os lo aseguro. Acabais de conocerme y parece que querais meterme el miedo en el cuerpo.
¿O será acaso que quereis tener una excusa para estar más cerca de mí? -añadió con picardía-. Si es así deberíais aprender a venderos mejor, que aunque se suele decir que el tamaño no es importante... las espadas más grandes son las que suelen penetrar mejor, ¿no es así, poderoso y noble Akodo-san?
Pero permitidme que juzgue por mí misma. ¿Sabéis algo sobre los murciélagos? Son criaturas fascinantes. Son animales ciegos, como los topos, que a la hora de guiarse en su oscuridad perpétua lo hacen mediante el sonido. Chillan y conocen las formas del mundo por la manera en que el sonido rebota sobre las cosas. Yo prefiero hacerlo cantando...
Dio un pasó hacia ti y cantó. Su voz no era excepcional, pero si muy agradable. Su canción carecía de letra, pero la melodía era hermosa y el su ritmo lento la hacía casi envolvente.
Umm, interesante -dijo de pronto-. Seguro que Hato os encuentra arrebatador...
Asintió al hombrecillo y, sin palabras, se dirigió directo al baño de hombres. No pareció dudarlo. No dejó la katana, ni pensaba hacerlo excepto al pie de donde se bañara.
No es que se sintiera especialmente interesado en darse un baño - y eso que se estaba acostumbrando rápidamente a ciertos de sus placeres - sino fuera porque Yaju se la había sugerido nada más llegar. ¡Y nada de esos trapos ni rutinas del sur! Estos son otros tiempos, y otra moda. Dejate ver solo lo necesario, el baño es un buen lugar. El agua no hace daño.
Llegó a los baños dispuesto a introducirse en ellos, no sin antes observar el area o los presentes, si hubiera, y ver si este area sería un contraste al pasillo tan asfixiante de bambues.
"Ya...... pero asumamoslo.... la mayoría de la gran literatura tiene finales...... trágicos o no tan satisfactorios como yo quisiera...."
Dijo mientras apretaba mis manos apoyadas en mi regazo mirando hacia estas.
"Pero no te preocupes... la verdad es que llevo ya tiempo haciéndome a la idea que me lloverán críticas... pero la verdad es que si al final lo cierro tal y como yo quiero, me dará igual, sea al final el resultado que desee plasmar...
Pero no es fácil... "
Ni decirlo ni hacerlo, pues aunque las críticas no deberían afectarme a nadie le gusta ver que le desagrada a los demás algo en lo que has puesto tanto empeño.
"Oh! No, no, no tenéis que disculparos de nada, la verdad es que es lo que deseo y creo que lo lógico, cuando estas mucho tiempo con alguien y si hay algo más pues es normal que los sentimientos cambien, se hagan más fuertes y mejoren...
Vos viajáis con vuestro señor ¿verdad? Seguro que ahora os lleváis mucho mejor que al principio ¿verdad? Es lo maravilloso de pasar tiempo junto a los demás, que sea de la manera que sea nos imprime y nos cambia..."
Asentí a mis propias palabras mientras sonreía.
"Oye... ¿Y váis a Mikan Mura también por la apertura del jardín o es por motivos de trabajo?"
Pregunté tan indiscreta y sin verguenza como un niño que no se da cuenta de sus propios modales
Kaarsu estuvo escuchando la spalabras de aquel escorpion mientars els llevaba mas adelante.
Le estaba costando bastante amoldarse a lo esperado a su nueva condicion y no sabia si estaria haciendolo bien del todo.
-Esto...retiraros teneis permiso chambelan.
Despues miro a Hirokazu
-Creo que seria mejor que siguieramos hasta nuestroas estancias ,espero que sean tan oportunas y especiales como dijo eseeee ,charlatan....esto chambelan si ,eso.
-No soy mucho de apostar, pero menos aún lo haría contra eso -digo bromeando de buen humor -Otra cosa será si todo el mundo considera el interés positivo que, de nuevo tratándose de escorpiones, es también una apuesta segura al "no".
Sin embargo espero que vuestras palabras no encierren una profecía... y que al menos nadie se arrepienta.
-¿Debo suponer por sus palabras que el gobernador no tiene ningún interés en este asunto siquiera para recibir a los invitados? -pregunto con cierta curiosidad. Ese tipo de descortesías son frecuentes en otros lugares, pero nunca te lo esperas de los hijos de Bayushi.
-Pero decidme, ahora me muerde la curiosidad, ¿de qué tipo de carácter singular estamos hablando en lo que se refiere a Bayushi Nyoko-sama?
-La civilización no elimina la barbarie; sólo la perfecciona-
Haruyama pareció dudar un momento antes de contestar, como si tratara de encontrar las palabras adecuadas. Sus propios pensamientos parecían divertirlo sobremanera.
Pues veréis, Nyoko-chan...
No dijo más, pues en ese momento se abrió la puerta corrediza que daba acceso al area de los baños masculinos e hizo su entrada un hombre muy corpulento portando una katana.
El Togashi no pareció excesivamente sorprendido y no perdió en ningún momento su sonrisa.
Konbanwa, Hida Genbu-sama, es un placer conoceros -dijo-. Mi nombre es Togashi Haruyama.
Doji Yume-Hime
He venido acompañando a mi señor -dijo Mei-. Kenshin-sama ha sido invitado a la presentación del jardín. Si hubiera venido por motivos de trabajo...
Percibiste por un momento un ligero deje de inquietud en la voz de la heimin al decir aquello. Aunque sólo fue un momento y en seguida recuperó su tono habitual.
Estoy seguro de que podréis conocer a Kenshin-sama durante la cena. Creo que os resultará una persona muy adecuada...
Y no pudiste pasar por alto el uso de aquel adjetivo usado tan fuera de contexto... en apariencia.
Otomo Karasu
Esta vez no hubo reacción alguna por parte de Hirokazu tras tu intervención. El joven se limitó a dirigirse a Kimihiro con un tono cortés aunque frío, marcando claramente la diferencia en rango y nobleza.
Podeis retiraros. Informad a vuestros señores de que estamos muy complacidos por el trato que se nos está dispensando y que se lo agradeceremos en persona en cuanto tengamos oportunidad de encontrarnos personalmente mañana.
Sin más, Hirokazu volcó su atención en las dos criadas de la posada y les dedicó un asentimiento con la cabeza para indicarles que os condujeran a vuestras habitaciones. Kimihiro quedó atrás, ofreciéndoos más reverencias y despidiéndose atropelladamente mientras vosotros ya ni siquiera le prestabais atención.
Las mujeres os llevaron por el interior del establecimiento. Sin duda se trataba de una posada muy próspera, pues todo el lugar rezumaba elegancia y buen gusto, totalmente idóneo para alojar a distinguidos samurais como vosotros. Por lo menos para ti resultaba perfecto. Quién sabe lo que pudiera estar pensando Hirokazu.
Sus habitación se encuentran en un complejo ligeramente apartado del edifico principal -dijo una de las mujeres.
Nuestras mejores habitación se encuentran allí -continuó diciendo la otra- dispuestas para garantizar la intimidad y el reposo de nuestros más distinguidos huéspedes.
Efectivamente, abandonasteis el edificio principal y a través de una galería os internasteis por un bosque de altos bambúes hasta llegar a un gran pabellón. Escuchasteis un discreto ir y venir de numerosos criados.
Durante la tarde han ido llegando varios grupos de invitados -explicó una de las mujeres ante la evidente pregunta que se os había planteado, aunque ninguno la había formulado aún en voz alta.
Estas serán sus habitaciones -os indicó la otra cuando llegasteis ante unas fusamas situadas a lo largo de un pasillo situado en el ala oriental del pabellón.
Las habitaciones eran ciertamente de lo mejor. No se te ocurría ninguna pega que plantear y era muy posible que a Hirokazu tampoco.
No duden en hacernos saber cualquier cosa que deseen, se lo rogamos -os dijo una de las criadas haciendo una educada reverencia.
Anexo a este edificio se encuentran unos baños termales que de seguro han de ser de su agrado -dijo la otra-. Pueden servirse de ellos como gusten. La cena tendrá lugar dentro de una hora y le seguirá el concierto dispuesto por Su Excelencia. Varios de los invitados han decidido tomar un baño antes de la cena.
Ve tú si quieres -te dijo Hirokazu-. Yo me quedaré descansado aquí y supervisaré la colocación de nuestras cosas.
No pude evitar que mi mente de escritora se diparara, seguramente esta chica había visto mucha acción en su vida, casos dramáticos, casos extraños, casos asombrosos, lo mejor y lo peor del ser humano y de todas las castas....
Si.... sin duda el trabajo de magistrado era apasionante... Había elegido bien la profesión de Gin.
De pronto me di cuenta que llevaba minutos sin decir nada como una boba y casi me atraganté al tratar de decir algo apresuradamente:
El Cangrejo se detuvo unos pasos nada más entrar, observando el area. Un mosaico de piscinas con apariencia natural divididas entre si mediante muros de bambu. Podía pensar, por sus conocimientos en ingenieria, el fin que perseguía esta forma. Genbu pensaba que esto no era arquitectura, era otra cosa. Era zen. Aunque una punzada traicionera de su instinto en la parte baja de la cabeza le decía que estaba muy, muy equivocado. No sabía que pensar.
Y en la balsa más cercana dos hombres. El primero, uno con tatuajes por los hombros, se presentó más rápido de lo que el Hida tardó en reaccionar. El segundo mantenía el caracter atlético, a primera vista diría que un guerrero. Puede que algo más.
El Cangrejo, robusto aunque no enorme y con el cuerpo marcado de cicatrices, se acercó a los límites del agua y dejó la katana a sus pies, decorosamente atada. La saya era negra, con una curvatura menos acentuada que en una katana, lo que hacía suponer que el filo de la hoja sería ligeramente más recto. Su empuñadura no delataba demasiado excepto la finura de la sencillez y el bruñido de lo antiguo. Se asemejaba más al arte hecho práctica que teoría.
Inclinó la cabeza a ambos hombres, un gesto sencillo:
- Konban wa, Togashi Haruyama-san, samurai-sama. Así es, soy Hida Genbu. Me pregunto que parte de mí me ha delatado, no sabía que fuera tan conocido - sonrió sin darle importancia y entró en la piscina -. Togashi... así que un invitado del clan Dragón, me alegro. ¿Son ústedes también invitados a la inauguración?
El hecho de que el Togashi usara la forma familiar de "chan" junto a esa insinuante diversión me hacen pensar que probablemente Bayushi Nyoko sea más extravagante de lo que... bueno no, el nivel estándar escorpión de extravagancia ya será bastante.
Supongo que ya lo veré tarde o temprano por mis propios ojos.
-Vaya teníais razón, hermano Togashi. El cangrejo era el más evidente de identificar -susurro en voz baja antes de que el recién llegado se acercara. Desnudo pero con una katana, la personificación del sinsentido humano.
-Es un honor conoceros Hida Genbu-san, mi nombre es Mirumoto Kenshin, magistrado de Su Excelencia el Campeón Esmeralda -añado yo a las presentaciones dejando que el monje explique sus deducciones, aunque la de que sólo a un Hida se le ocurriría bañarse con un objeto oxidable no es taaaan sorprendente.
-Así es, tal parece que la organizadora no ha reparado en gastos para invitar a representantes de cada extremo del Imperio... -comento no sin cierta admiración mezclada con un sentimiento de derroche para mi criterio.
-La civilización no elimina la barbarie; sólo la perfecciona-
Estoy segura de que sí, mi señora -dijo la joven con una sonrisa que entre toda su cordialidad dejaba entrever cierta chispa de diversión, aunque no ladina-. Ha sido un honor disfrutar de estos momentos en su compañía. Espero poder gozar de este mismo privilegio en los días que vendrán, aunque sé que estaréis demasiado ocupada como para dedicarle tiempo a una simple heimin como yo.
Y la joven te hizo una profunda reverencia.
Hida Genbu & Mirumoto Kenshin
Una pícara sonrisa fue la respuesta del Togashi al susurro de Kenshin.
Genbu-sama, disculpadme -dijo entonces tras las palabras del Hida-, pero si pensais que un Hida que salva a alguien que prácticamente es el Tesorero Imperial de la muerte y seguidamente es nombrado por él su hatamoto no pasa a ser alguien bastante conocido es que todos los tópicos sobre los Cangrejo son tristemente ciertos.
Sé que habiais sido invitado al evento en la ciudad, así que al veros entrar no me fue fácil adivinar vuestra identidad. Como véis un razonamiento muy simple.
Y, sí, Kenshin-san, Nyoko-ch... san no es de las que reparan en gastos a la hora de llevar a cabo sus proyectos. Afortunadamente para ella, Mikan Mura es una ciudad rica.
Gruñó, en respuesta gutural al Dragón. Aunque por dentro guardaba una sonrisa: el haber sido interpretado así quería decir que se seguía expresando tan mal como podía esperarse de un Cangrejo así que seguiría así de sencillo y natural. A la larga le beneficiaría.
Sumergió la cabeza en el agua unos instantes y la alzó de nuevo, sacudiendo su melena.
- Pensaba que en las montañas Dragón se hablaría de cualquier otra cosa menos del Tesorero Imperial y su hatamoto, simplemente...
Se acercó al borde de la piscina, buscando apoyo mientras dejaba a los Dragón proseguir su conversación prestandole la atención mínima:
- Ya se nota, ya... -murmuró secamente para sus adentros mientras terminaba de acomodarse.
"Acabais de conocerme y parece que querais meterme el miedo en el cuerpo."
No es miedo lo que os metería en el cuerpo, eso seguro.-Pensó con cierta lascivia.
Tesshu se quedó tan desconcertado que tuvo que esforzarse para recordar donde estaba y ordenar su mente para poder responder. Jamás se había encontrado con alguien así y vivido una situación tan extraña.
-Ahm... Fascinante... Digo, permitidme que os responda por partes:
Primero. Las incisiones más perfectas se hacen con instrumental pequeño. Los asesinatos más hábiles llevados por los mayores profesionales usan los cuchillos más afilados, ah, y veneno, claro. Y hasta los shogunes más poderosos pueden terminar con su vida mediante el noble y piadoso seppuku. Por supuesto, sin habilidad o arte no penetrarías ni aunque la Gran Dama guiara vuestra mano. Claro que si eso os preocupa sabed que tengo una enoooorme y muy afilada y punzante... -Dejó pasar unos segundos-... no-dachi.
Segundo. Francamente, no os imagino colgada boca abajo y pegando gritos, pero como he dicho antes, fascinante si habéis hecho lo que creo que habéis hecho. Me temo que no volveré a mirar a los murciélagos igual... Ni a las golondrinas.
Y tercero, pero no menos importante. Oh, vamos, ¿"Hato"? ¿Y vos no me encontráis arrebatador? Espero que la tal Hato sea "la" y no "el" tal, al menos.-Dijo en exagerado tono de decepción.
Sabéis como montar una buena fiesta, lo admito. Pero en el campo de batalla, la fiesta la montamos nosotros, mi plumífero amigo...
Una vez seca y con un kimono limpio y sin polvo (kamis, nunca nada ha sido tan placentero como esto) me dispuse a fisgar un poco por aquel lugar.
La cena aún tardaría un poco y quería ojear el lugar antes que Tesshu se pusiera en plan "aquí mando yo" e histérico con la seguridad, no sabía porqué pero últimamente esta muy raro con eso, y no me dejara tranquila.
Pronto llegé a uno de los jardines de la preciosa posada y decidí que era el lugar perfecto para comprobar si mi inspiración había vuelto con fuerza.... pues entre la luz de la luna, la oscuridad y las estrellas y la leve luz de los candiles me senté junto a un farol de piedra, bajo un encino retorcido y podado de una manera muy armoniosa.
Con mi libro en blanco de pastas de cuero y un carboncillo con el que escribía el borrador y garabateaba dibujos (nunca se me había dado del todo bien pero me servía para asentar ideas o imaginarme cosas) puesto sobre mi regazo miré hacia la posada y respiré hondo.
Lentamente el paisaje desaparecía para mí.... se difuminaba... se tranformaba...... Era un prado en mitad de la noche, con aquella enorme luna y el cielo estrellado manchado con una columna de humo gris que salía de un pueblo a la distancia... Y dos sombras que huían de esta oscuridad para adentrarse en una menos amenazadora...
Si... la inpiración volvía... Puede que realmente aquel viaje hubiera sido una buena idea.... aunque no podía evitar sentirme nerviosa por el motivo real de estar allí tenía y podía sacar algo bueno de todo aquello...
Cuando me di cuenta mi mano escribía sola... las palabras fluían una vez más... veríamos en qué convertía el mundo de Ginzou-sama esta vez...
El eco del más leve susurro provoca un estruendo en las montañas -dijo el Togashi con un tono enigmático y clavando fijamente la mirada en el rostro de Genbu.
El silencio se apoderó por unos momentos del lugar. Del otro lado de la empalizada de bambú que separaba vuestra sección de la de los baños mixtos os llegó el canto de una mujer, una melodia sencilla pero hermosa y muy breve, pues tan sólo duró unos cuantos segundos.
Vaya, si llego a saber que había entretenimientos extras en los baños mixtos hubiera entrado ahí -comentó divertido el Togashi, cambiando completamente su expresión anterior y con la vista posada en la empalizada, como si quisiera o pudiera ver más allá-. La inauguración del jardín poético de Mikan Mura promete ser todo un acontecimiento.
Y dejó espacar una leve carcajada.
Akodo Tesshu
Kakita Hato es mi hermana -dijo Tsubaki con un tono tal vez demasiado frío. Había dicho aquello de una manera muy pausada, como si estuviera controlando la pronunciación de cada sílaba-. Ella es muy diferente a mí, Tesshu-san, aunque tenemos gustos parecidos en muchos aspectos...
La joven se movió con enorme gracia hasta situarse junto a la salida de la piscina. Viste como se acariciaba lentamente sus manos delgadas y gráciles y pensaste inmediatamente en un par de pájaros cortejándose en medio del aire.
¿Creéis que mis manos serían capaces de manejar una no-dachi tan formidable? -preguntó con un tono en apariencia inocente, como si su duda fuera en serio y estuviese realmente pensando en espadas-. Hato-chan sin duda podría. Ella, al fin y al cabo, es muy diferente a mí...
Y, entonces, Tsubaki se dio la vuelta y salió del agua con un rápido movimiento. El cabello le caía por la blanquísima piel de la espalda como si fuera una fuente de aguas nocturnas o la tinta desbordad de un pincel, trazando un arco bellísimo.
Os dejo, Akodo Tesshu-san -dijo sin darse la vuelta mientras salía de la zona de los baños mixtos-. Nos veremos.
-Seguro..., parecéis hábil. -Dijo sonriendo con malicia y continuó- No puedo, sin embargo, decir lo mismo de vuestra queridísima hermana, ya que ni la conozco.
Su tono era diferente cuando hablaba de su hermana, como si algo la incomodara por dentro. Hecho que le recordó el motivo por el que estaba aquí y el "cariño" que le procesaba a su hermano desde entonces. Por eso, Tesshu simplemente añadió:
-Hermanos...
Observó detenidamente y sin ningún tipo de pudor su cuerpo desnudo, aprovechándose de su ceguera, antes de que se marchara. Mientras pensaba en lo irónico que resultaba que de las mil maneras que había de despedirse, una ciega escogiera precisamente el "nos vemos".
-Nos vemos...-Sonrió tímidamente mientras élla se marchaba.
Finalmente llegó el silencio y Tesshu se quedó solo con un viejo amigo que se moría por emerger del agua. El Akodo miró con cierta decepción su entrepierna obligándose así mismo a declinar las súplicas que provenían de debajo del agua.
-¿Y tú qué quieres? Permiso denegado. Vuelva a su puesto, soldado y piense en esa Matsu con más pelo que yo en la cara y que tanto nos siguió después del gempukku... Hmmm... mejor.
OUT:
Si no hay nada más por aquí da por hecho que Tesshu vuelve a sus aposentos a vestirse y reunirse con la micromachine
Sabéis como montar una buena fiesta, lo admito. Pero en el campo de batalla, la fiesta la montamos nosotros, mi plumífero amigo...
Al parecer las habitaciones eran bastante lujosas ,lo suficiente para pasar la noche.
Hirokazu como siempre parecia mas frio que un tempano aquel chico se iva a casar y parecia que estaba en medio de un tramite legal.
Karasu nos abia mucho sobre ello pero esas cosas solian cambiar tu vida,los cambios golpeaban como la marea contra las rocas ,intentando empujarte hasta distintos cauces de un mismo rio ,asi era el destino.
Esta bien dare una vuelta por ahi ,asegurandome de que todo esta bien ,controlado claro...
Puff le costaba tomar esa especie de tono o actitud Otomo siempre por encima,siempre superior ,era una carga que debia asumir quizas con el tiempo fuera todo mas facil,si tendria que serlo no??
Off
Pues a los baños voy que somos Otomos medio grullas y algo pijos asi que...